Se aman de dos en dos pero van odiando por millar, su amor es estéril, al servicio de su egoísmo en par, inútil para el resto, infructuoso.
Construyen afanosos un universo privado, cerrado y enfermo que se pudre lentamente. No saben que la maquina del desamor no para ni un segundo, ni que lo que encontraban simpáticas peculiaridades se irán convirtiendo en repulsión de a poco, en el desprecio generado por el roce constante, en la familiaridad que termina dando asco.
