3.03.2018

Pesadillas

Yo no entiendo que es el miedo hasta que el cielo se vuelve negro y como cada noche, entran demonios en mi cuerpo, o salen, no distingo.
Me recorren, se apoderan de mí, de cada centímetro de piel, invaden cada célula.
Me abrazan y aprisionan desde adentro.
Mi terror los alimenta.
Encienden una hoguera en mis entrañas en la que giran en una danza infernal y ésta se hace cada vez más y más grande.
Entonces, empiezo a quemarme por dentro, las llamas me envuelven, el colchón sobre el que estoy recostada se incendia, las almohadas y las cortinas se convierten en polvo ante mis ojos.
Me asfixio y me consumo en mi propio infierno, aquí no hay agua ni aire, no hay tierra, solo fuego.
Despojada de mi cuerpo deambulo a la mitad de la nada.
Mis cenizas y las cenizas de todo a mí alrededor se reúnen de a poco para volver a ser lo que eran, como una película en reversa.
Amanece y despierto otra vez en este ciclo eterno y maldito para al caer la noche volver a morir en el siguiente incendio.