I
Yo me celebro y me canto,
Y lo que asumo, tú lo asumirás,
Porque cada átomo de mi cuerpo que me pertenece,
también te pertenece.
Ocioso invito a mi alma.
Ocioso me tiendo a observar un tallo de hierba de verano,
Mi lengua, cada átomo de mi sangre, formado de esta
tierra, de este aire,
Nacido aquí, de padres nacidos aquí, al igual que sus
padres, y los padres de sus padres,
Ahora, a los treinta y siete años en salud perfecta, me
inicio,
Y espero no cesar hasta la muerte.
Me alejo de los credos y de las escuelas en inercia,
Me alejo un momento, satisfecho de lo que son, pero
nunca las olvido,
Me erijo como puerto del bien y del mal, dejo que hablen
sin riesgos,
Naturaleza sin freno, con energía original.
II
Las casas y las habitaciones impregnadas de perfumes, los
estantes invadidos de perfumes,
Yo mismo aspiro la fragancia y la conozco y me gusta,
Su esencia me embriagaría, pero no lo permitiré.
La atmósfera no es un perfume, no tiene el gusto de la
esencia, es inodora,
Siempre ha sido destinada para mi boca, estoy enamorado
de ella,
Iré a la orilla del río junto al bosque, me quitaré el disfraz,
me desnudaré,
Ansío con locura sentir su contacto.
El vaho de mi aliento,
Ecos, ondas, rumor del murmullo, raíz-amor, hilos de seda,
horca y vid,
Mi respiración e inspiración, el latido de mi corazón, el
paso de sangre y aire por mis pulmones,
El olor de las hojas verdes y de las hojas secas, y de la
playa y de las oscuras rocas marinas, y del heno en el
granero,
El sonido de las palabras que vomita mi voz, perdidas en
los remolinos del viento,
Besos instantáneos, algunos abrazos, el roce y opresión
de los pechos,
El juego de luz y sombra en los árboles al agitarse las
ramas flexibles,
El deleitarme solo o en el tumulto de las calles, o por
los campos y laderas,
La sensación de salud, la plenitud del mediodía, mi canto
al salir de la cama y saludar al sol.
¿Crees exagerado mil hectáreas? ¿crees exagerado el valor
de la tierra?
¿Te has esforzado tanto en aprender a leer?
¿Te has sentido muy orgulloso al asir el sentido de los
poemas?
Ven conmigo este día y esta noche, y poseerás el origen
de todos los poemas,
Poseerás lo bueno de la tierra y del sol (existen millones
de soles más),
Ya nunca aceptarás las cosas de segunda o de tercera
mano, ni mirarás a través de los ojos de los muertos,
ni te alimentarás de los espectros de los libros,
Tampoco mirarás a través de mis ojos, ni aceptarás lo que
te digo,
Escucharás lo que te llega de todas partes y lo filtrarás
a través de ti mismo.
III
He oído lo que hablaban los habladores, el hablar del
principio y del fin,
Pero yo no hablo del principio y del fin.
Nunca hubo mayor inicio que ahora,
Ni mayor juventud o vejez que ahora,
Y nunca habrá mayor perfección que ahora,
Ni más cielo ni más infierno que ahora.
Impulso, impulso, impulso,
Siempre el impulso procreador del mundo.
De la penumbra surgen los iguales antagónicos, siempre
la sustancia y el incremento, siempre el sexo,
Siempre un tejido de identidad, siempre la distinción,
siempre la creación de la vida.
De nada sirve elaborar; sabios e ignorantes lo saben.
Seguros como los más seguros, íntegros e inconmovibles,
bien cimentados, afianzados y a plomo,
Fuertes como caballos, afectuosos, altivos, eléctricos,
Yo y este misterio estamos aquí.
Límpida y dulce es mi alma, límpido y dulce es todo lo
ajeno a ella.
Si falta uno, le faltan ambos, y lo invisible se comprueba
por lo visible,
Hasta que lo visible se hace invisible y se comprueba a
su vez.
Mostrar lo mejor y arrancarlo de lo peor, la edad hostiga
a la edad,
Conocer la condición perfecta y la ecuanimidad de las
cosas; guardo silencio mientras discuten y más tarde
me baño y me admiro.
Bienvenido sea cada órgano y atributo mío, y el de
cualquier otro hombre vigoroso y limpio,
Ni una pulgada, ni una partícula de pulgada es vil, y
ninguna es menos conocida que las otras.
Estoy satisfecho —veo, bailo, río, canto;
Cuando el compañero amoroso y sensual que duerme a
mi lado en la noche se retira sigilosamente al amanecer,
Dejándome canastas cubiertas de toallas blancas que
invaden la casa con su abundancia,
¿He de posponer mi aceptación y realización y de gritar
a mis ojos,
Que se vuelvan y dejen de mirar hacia el camino,
Y así cifren y me muestren con precisión,
El valor exacto de uno, el valor exacto de dos y cuál
vale más?