2.11.2020

¿Amor Erotismo & Dolor?

Padecemos el amor romántico ya que estamos atravesados por narrativas que equiparan lo romántico con "hasta la muerte". Romeo y Julieta, Popocatépetl e Itzaccihuátl, Tristán e Isolda...

A partir de ello nos han enseñado que los amores deberían ser "perdurables" cuando en realidad son "perder-ables" (La única certeza en cualquier relación es que se va a terminar: por muerte o por abandono). Cuando el objeto de deseo se vuelve objeto de satisfacción es cuando comenzamos a perderlo. Visto así la cuestión amorosa es más un asunto de libido que de objetos. Libido narcisista y objetal se encuentran en una relación inversamente proporcional: a mayor libido narcisista menor libido objetal, y viceversa.

Cuando se ama al objeto mas que a uno mismo entonces el objeto se llevará parte de nosotros cuando se marche; en cambio, si nuestro narcisismo nos respalda podremos aceptar la partida del objeto con mayor resignación.

Cada que nos hallamos ante un objeto-supuestamente-amado se está efectuando un duelo; en primer lugar porque el objeto nunca será como anhelamos (duelo del ideal), en segundo porque por amarlo nos desestimamos a nosotros mismos (duelo ante la incompletud) y en tercer lugar porque nunca podremos recuperar la primera satisfacción que nos produjo (duelo por el encuentro inaugural).

Reconocer que cada que amamos estamos perdiendo permitirá no reprocharnos gratuitamente cuando a quien amamos se aleje. El narcisismo, en este caso, puede ser quien nos rescate del sufrimiento. Si al amar se está buscando el complemento o la suplencia (o si uno mismo opera de esa manera ante el otro) estará claro que cuando el objeto-supuestamente-amado se retire se llevará consigo esa parte. Lo mismo ocurre cuando al amar se deposita demasiada libido en ese otro ya que el narcisismo quedará vaciado. Amar desde el narcisismo es reconocer lo que puede uno ofrecer al otro, más allá de lo que le puede estar demandando de regreso.

Este saber sobre uno mismo atraviesa los ideales y los enunciados identificatorios en los cuales se ha alienado. El narcisismo se vuelve así capaz de contraponerse a las expectativas que el otro genera de nosotros; pero también puede jugarnos en contra cercenando una parte propia. Cuando el otro nos ama es porque hay algo amable en nosotros, pero eso amable puede conflictuarnos. Es decir que podemos no querer saber nada de eso y por ende rechacemos a quien quiere amarnos. De ese modo estamos rechazando algo propio que nos fue mostrado por la otra persona. Es aquí donde hay que distinguir entre lo que el otro nos muestra de nosotros mismos y lo que nos demanda desde su propia falta. En este último caso narcisismo puede resguardarnos del lugar en el que el otro nos quiere colocar, ya que más allá de rechazar esas ilusiones es la posibilidad de cuestionarse a uno mismo respecto de las demandas ajenas. Siempre existirán malentendidos, desencuentros, imposibilidad de complementación o suplencia: eso es (man)tener una relación, que es diferente de amar.

Amar es ceder una parte del narcisismo pero no todo. Así como Freud definió la pulsión de muerte argumentando que "el organismo quiere morir, pero a su manera", Aulagnier habló de un “pequeño trozo de inmortalidad” que es la prolongación del proyecto identificatorio. El Yo está dispuesto a morir “pero quiere creer que algo de sí mismo permanecerá”. Visto así la relación es el sitio donde narcisismo y objetos se debatirán no para vencer uno al otro, sino para perpetuarse. Amar es mostrar lo propio reconociendo que no se busca cambiar al otro ni ser cambiado por el otro. Al amor siempre se le estará escribiendo desde el encuentro de narcisismos vivos y dinámicos, pero si se decide abandonar los aportes del otro para escribir por uno mismo entonces se está finalizado el amor; y es ahí donde la relación se convertirá en relato porque entonces se le narrará a otros (amigos, familiares, terapeuta...) para que aquellos realicen un escrutinio o una hermenéutica de dicho relato; todo con la finalidad de mantener indemne un narcisismo que no pudo colaborar en reescribirse a si mismo en colaboración con el otro.