2.02.2013

En ocasiones...


Me llegan, en ocasiones, estas olas de fastidio.
Recorro con la vista mirando alrededor y nada es importante.
Me acomodo a la sombra de un árbol solitario
huyendo del calor de un mediodía
Aunque, en verdad, sombra o calor, no me preocupan.

Es todo igual:
La luz solar y la mancha gris que el árbol arroja a un suelo seco
Un cielo, abandonado por las nubes,
se ve invadido por una raya blanca que un avión le deja.
Miro a las personas que se dirigen a un lugar que no me importa.

Y llega al fin la tarde opaca.
Me levanto y camino lentamente hasta la casa
a encontrar la muerte nocturna que me espera.


En esta noche hay silencio.
Sólo algún perro que ladra con esos tonos de miedo.
Algunos grillos que cantan con más oficio que ganas.
Tanto silencio me inquieta:
Son los antiguos temores, los que llevamos guardados.
Y es que lo vivo se mueve y el movimiento hace ruido
Y es que la muerte es callada…

¡Que ladren en esta noche todos los perros del mundo
y que los grillos no callen y que los gatos se unan!
Quiero dormir esta noche sin presentir algo oscuro