7.03.2013

Cada pesar que me encuentro mido

Cada pesar que me encuentro mido
con ojos atentos y escrutadores...
Me pregunto si pesa como el mío
o si su tamaño es más llevadero.

Me pregunto si lo aguantan de largo
o bien si justo acaba de comenzar;
la fecha del mío no puedo decir...
como un dolor tan añejo es sentido.

Me pregunto si les dolerá vivir,
si por seguir en pie han de afanarse
y si elegir les fuera permitido
acaso no preferirían morir.

Noto que algunos, con harta paciencia,
al cabo restablecen su sonrisa...
imitando a una de esas lámparas
con una pizca de aceite provistas.

Me pregunto si al irse acumulando
los años...unos miles...sobre el dolor
que temprano les hiriera, tal lapso
pueda procurarles algún remedio.

O si aún continuarán padeciendo
a lo largo de siglos de coraje,
iluminados hasta un sufrimiento
comparado con el amor más grande.

Multitud son los afligidos, dicen,
multitud son las causas y variadas,
la muerte tan sólo es una y sucede
de repente y sólo clava los ojos.

Hay el penar de escasez o de frío,
hay eso que llaman “desesperanza”,
hay el destierro de ojos naturales
privados de ver el aire natural.

Y si bien su especie con exactitud
sea incapaz de precisar, aun así,
un vivo consuelo me proporciona
marchar de paseo por el calvario.

En los modelitos de cruz fijarme
y ver cuales son las que más se llevan,
fascinada mucho más al sospechar
que algunas son réplicas de la mía.