10.31.2012

La promesa del otro


Llenarse la boca de carne y de saliva del otro,
tener las manos repletas y temblorosas de su vida,
hincharte los pulmones de su sexo,
y restregarte contra su piel para sentir  algo más.

Para entonces nada nos importaba, y eso era lo que importaba,
tanto por decir y la palabra siempre trae en la espalda la traición.
Eramos la promesa del otro, la palabra en la punta de la lengua,
la tragedia anticipada, sin excusa.

El vaivén de la carne muerta y de los axiomas infinitamente estúpidos,
Seguiré pretendiendo que no me alcanzará,
que no está, que no recarga su barbilla en mi hombro,
esperando exhalar su aliento con mueca burlona
y erizarte la piel.